domingo, 28 de septiembre de 2008

Si estás enamorada del diablo, no puedes rezarle a Dios.


Si estás enamorada del diablo no puedes rezarle a Dios...

Cuando oí esta frase, me quedé petrificada, muy pensativa..."Vaya, qué verdad tan profunda oculta esa frase". Ni siquiera sabía si esa frase era un refrán antiguo o una simple reflexión pero, por momentos, logró evadirme de la realidad. En mal momento diría yo, puesto que estaba en medio de una sesión de lo más intensa con una de las pacientes más complejas con las que yo he trabajado.

Su vida es un constante caos guiado por emociones extremas e inestables. La decisión que había tomado seguía unas buenas razones aunque las razones en si mismas no fueran del todo tan buenas...sin embargo, la conclusión a la que ella llegaba al analizar esa decisión era exactamente esa... "Anabel, estoy enamorada del diablo, por tanto, no puedo rezarle a Dios".

"Increíblemente cierto..." pensaba yo, "...¿quién es la cuerda aquí???"

Y es que, me pregunto cuántas personas habrá que vivan así, en la encrucijada del querer y no poder, en medio de una tensa cuerda que divide dos deseos.

Por lo pronto se me ocurren varias personas que, por un motivo o por otro, rezan a Dios amando al diablo.